Mural en Tetitla |
El día 2 de febrero, el día de la
Candelaria, visitamos Teotihuacán, guiados por el arqueólogo Luis Eduardo Ramos
Cruz. No deja de sorprenderme la magnificencia del lugar y las voces del viento que emergen de entre los teocalis. Porque Teotihuacán es “el lugar donde fueron hechos los dioses”. Una de las más grandes ciudades de la Mesoamérica antigua, la prehispánica. Ciudad de enigmas, tantos, que aún no sabemos el nombre que le dieron sus habitantes.
Iniciamos con la visita al palacio de
Tetitla.
Por los estilizados y elaborados ornamentos pictóricos, los especialistas
suponen que el barrio de Tetitla fue habitado por un sector de la población teotihuacana
que gozó de cierto estatus económico. Diego Rivera mostró un interés especial
en los murales, a él se debe el descubrimiento de una parte de la técnica
pictórica empleada por los artistas teotihuacanos, quienes dedicaban su vida a
la representación de sus deidades. Las pinturas provienen entre los años 600 y
700 después de Cristo.
Tlaloc del Rayo
La imagen de Tlaloc, Dios del Rayo, se representa de frente, en sus manos sostiene
la base del rayo o lanza. Se muestra parte de su tocado y contiene los
atributos característicos de esta deidad del agua: una máscara con anteojos y
orejeras, los dientes y los colmillos semi-descubiertos y la boca entreabierta;
de ella cuelga un lirio acuático, que es una flor abierta en su centro con
varios frutos que caen hacia los lados.
REPRESENTACIÓN DE TLALOC EN EL CODICE BOTURINI |
Se le conoce también como “la diosa de
las manos dadivosas” por las representaciones de nutrientes cayendo de ambas
manos. Las representaciones cubren el rostro con máscaras con grandes orejeras
discoidales y narigueras de precioso jade verde. El tocado es un penacho con la
cabeza de un quetzal y elementos simbólicos como resplandores solares,
corazones sangrantes y plumas. Los brazos se cruzan por el pecho y de las manos
brotan chorros de agua preciosa con símbolos de nutrientes,
caen en dirección a la tierra simbolizando la fertilidad. Entre
el chorro de agua y el ornamento de plumas del manto, se muestran hormigas de color rojo oscuro rodeadas de puntos
circulares. El símbolo de las hormigas y los hormigueros representan a la
tierra que es fecundada por Chalchiuhtlicue, la deidad acuática, la gran Diosa
Madre teotihuacana. Sin embargo, los atributos también corresponden a Tlaloc,
según nos manifestó el arqueólogo Ramos Cruz, lo que hace pensar que es Tlaloc
quién se representa en el mural. Interesante, ¿verdad? Más aún el saber que el
teocali del Sol o pirámide del Sol está dedicado a Tlaloc, teoría basada en los
recientes descubrimientos de los entierros y el túnel encontrados bajo el
teocali.
Con el maestro Ángel Farpón |
Detalle del pórtico |
El mural de las águilas Águila con el corazón sangrante en el pico |
El buzo que toma en una de sus manos una concha y con la otra la red. Simula emerger. |
Detalle del cráneo en uno de los muros
La visita continuó en el palacio de
Atetelco en dónde Eduardo Ramos conduce las investigaciones arqueológicas. www.inah.gob.mx/index.php?option=com
Atetelco fue un conjunto habitacional
y el nombre significa “En el muro de piedra junto al agua”. Aquí la pintura
mural se centra en las actividades relacionadas con la guerra y fue habitada
entre el 450 y el 650 después de Cristo.
Asombrosos los murales y en especial el
patio con el altar dedicado a Huehueteótl, el abuelo fuego, el anciano sabio,
el origen del conocimiento; una de las deidades más veneradas y antiguas
encontradas en toda Mesoamérica.
Solicitamos permiso a los guardianes
del lugar, realizamos una meditación y un ritual de iniciación en el sitio en
el que mil quinientos años atrás llevaron a cabo ceremonias espirituales, los
hombres de sabiduría llegados de los cuatro puntos cardinales de Mesoamérica.
Con Adolfo Solar Ram, El camino de la magia
Llegamos a Tepantitla. En los
asombrosos murales se presenta el Tlalocan, o paraíso de Tláloc al que llegaban
todos aquellos que morían ahogados, de hidrocefalia, de parto o enfermedades
relacionadas con el agua. Los personajes son pequeños y en movimiento, muestran
actividades cotidianas alegres, eróticas, divertidas. Llama la atención ver
juegos con pelota empleando los pies o las manos, muy diferentes al juego de
pelota mexica. Se aprecian mariposas, libélulas, flores. Fue un deleite visual
que nos preparó para el objetivo del viaje a Teotihuacán. La meditación en la
pirámide del Sol, al momento de alinearse Sirio y las Pléyades con el teocali.
Luz amorosa en el día de La Candelaria
cuando se recuerda la presentación de Jesús el Cristo en el templo. Día para
encontrar la iluminación en la oscuridad; momento de encender la esperanza y la
fe, tal y como lo hiciera Simeón. Momentos de reflexión profunda y para
despojarse de las debilidades y abrazar las fortalezas. La luz es el camino. Hecho
está. Ometéotl.
|
No hay comentarios:
Publicar un comentario