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jueves, 30 de agosto de 2012

TEMAZCAL con la Luna llena de agosto


La Luna Azul acompañará este 31 de agosto el Temazcal en el Bosque de Águilas. Es un evento astronómico poco frecuente —dos lunas llenas en un mismo mes— y de una gran influencia en los procesos del trabajo espiritual. A las 21:58 la Luna Azul se encontrará en su máximo esplendor. 


La Luna Azul luego de la fina lluvia y durante el Temazcal
en el Bosque de Águilas
   Muchas son las preguntas acerca de lo qué es el temazcal, en especial despierta un particular interés en quienes se interesan en conocer acerca de la tradición Mexica. Quisiera iniciar con la honesta confesión de lo mucho que aún debo aprender, y pienso que el compartir mis experiencias podrá contribuir más, que simplemente proporcionarles datos fritos y refritos en diferentes medios.

   Como inicio les comentaré que el temazcal ritual no es un simple baño de vapor, sino un espacio basado en geometría sagrada y diseñado para obtener el equilibrio físico, psicológico y espiritual.  Al activarse, se convierte en un verdadero útero materno que renueva con sus nutrientes a los participantes; y en algo más. Pero no me adelanto y regreso a lo básico: la construcción del temazcal en el Bosque de Águilas.
El nuestro es un temazcal “temporal comunitario”. Lo edificamos con el permiso de los maestros en esta tradición y ellos nos trajeron desde Morelos el fuego sagrado. En una ceremonia especial lo sembraron en las tierras de San Miguel Contla, en el Bosque de Águilas, en el lugar en donde se encendería la hoguera para calentar las piedras volcánicas.

Se pueden observar los elementos necesarios en el Temazcal
   Las 16 ramas flexibles que forman la estructura, pertenecen a un cedro blanco del Bosque de Águilas. Las seleccionamos buscando que fueran similares en grosor y extensión.
De acuerdo con la tradición, realizamos una meditación antes de pedir permiso a los maestros ascendidos, a los señores de las cuatro-siete direcciones del universo y a la Madre Tierra, para excavar los pequeños orificios en los cuales plantaríamos las varas que servirían como estructura. Luego, en cada hueco, colocamos una ofrenda de tabaco, acompañada de cantos.

   Antes de colocarlas, las 16 varas fueron sahumadas con incienso de copal y una a una recibió nuestro respeto y agradecimiento por aceptar formar parte del instrumento de sanación que cimentábamos.
Las 16 varas se unieron en la cúspide, amarradas con fibras naturales, hasta dibujar una estrella de 8 puntas. Cada ángulo representa las 8 estrellas de la mañana, así consideradas por la tradición: Mercurio, Saturno, Venus, Neptuno, Marte, Plutón, Urano y Júpiter. En sí, la estrella de la cúspide simboliza a la aurora, y justo bajo ella, excavamos el receptáculo u “ombligo del temazcal”, que representa el núcleo de la Madre Tierra al cual estaremos unidos durante la ceremonia, y que además, alojará a las piedras candentes o “abuelitas” que simbolizan al Sol que da vida y bendice a todos los seres.



La estrella de ocho puntas


La sombra de la estrella sobre las piedras volcánicas
o "abuelitas"
   Nos mantuvimos en silencio, concentrados en el movimiento de nuestras manos y en la intención que nos ocupaba: crear un espacio sagrado. Mucho recordé a los monjes ortodoxos griegos, en su tarea de pintar los bellos iconos en los cuales se contienen las imágenes sacras.

   La siguiente tarea fue hacer la puerta y colocar las varas horizontales que indican los cuatro niveles o círculos de la creación. El nivel inmediato a la estrella de ocho puntas, se refiere a la primera fase de la creación y representa a los espíritus superiores. El siguiente evoca la segunda fase, con los espíritus asociados a los superiores. El tercer nivel contiene a los espíritus subordinados y el último atañe a la creación y nacimiento de los espíritus inferiores. También los niveles nos representan las cuatro direcciones del universo.


Foto: Issa V. Sanz







   Igual y como un artista desliza sus manos con dedicación y amor sobre la escultura, cada una de las personas que participó en la construcción dejó sus rezos y energía en cada centímetro de cuerda, de encino, de tierra.

   Nuestro temazcal se considera “temporal”, porque de alguna manera en cada ceremonia es nuevo, ya que las personas participan en la labor de cubrir la estructura con mantas gruesas, a diferencia de aquellos hechos con adobe. Es “comunitario” puesto que está abierto a la colectividad y aloja hasta 22 personas.

   De manera general expuse lo relativo a la edificación. Lo sorprendente es lo que ocurre en cuanto se inicia la ceremonia ritual del Temazcal, y a partir de aquí empleo la letra mayúscula puesto que se convierte en la casa medicinal y espiritual heredada por los pueblos precolombinos; dentro de ella se combinan los cuatro elementos esenciales, la influencia del cosmos y las presencias espirituales, mismas que se fusionarán con los líquidos y la energía de nuestro ser.

   La ceremonia inicia al colocar el primer nivel de leños en lo profundo del receptáculo destinado al fuego. Esa primera rejilla recibirá a las 7 primeras piedras volcánicas, mismas que ingresarán en la última fase o “cuarta puerta” del Temazcal, por quedar en lo más hondo de la fogata. Debo comentar que el trabajo dentro del Temazcal se divide en cuatro etapas, dentro de la tradición las llamamos: “puertas”. —Más adelante hablaré de cada una de ellas—. Por consecuencia, las últimas piedras corresponderán a la primera “puerta” del Temazcal y su temperatura será menor, esto permite la adaptación del cuerpo físico al calor y una sensación agradable y relajante.

   Con dedicación, la persona destinada para cuidar del fuego, prepara los siguientes tres niveles de leños y las 21 piedras volcánicas restantes, traídas del Iztaccíhuatl. Cuando está lista la hoguera, los encargados de “correr” el Temazcal depositan cuatro varitas de ocote encendido, correspondiendo a las cuatro direcciones: Sur, Poniente, Norte y Oriente. Las llamaradas inician con el agradecimiento de los asistentes a través de cantos ceremoniales.

El fuego recibe y expele la luz violeta
durante los preparativos del Temazcal de Luna Azul
Foto: Issa V. Sanz 

   El hombre del fuego cuida en cada momento el calentamiento de las 28 piedras, del cual dependerá la temperatura que se alcance dentro del Temazcal. Debo comentar que nuestro Temazcal es mayormente lunar, por tanto, la temperatura interna no se eleva tanto como en los casos de un temazcal guerrero de 9 piedras por puerta.

   Mientras el fuego danza calentando las piedras, se prepara el agua con las yerbas medicinales; usualmente empleamos salvia, yerba maestra, pirul, romero y ruda. La infusión será derramada después sobre las “abuelitas” y así se provocará el calentamiento gradual del Temazcal y la consecuente emanación del aromático vapor. En la tercera y cuarta puerta se pueden alcanzar los 40 grados centígrados. El efecto de la termoterapia es por tanto innegable.


Así ardió durante la ceremonia
   En el Temazcal se reúnen entonces las cuatro fuerzas o nutrimentos responsables de sostener la vida: la Tierra como la energía femenina, un amoroso sustento. El fuego como la extensión del sol y portador de la energía masculina protectora, revitalizadora. El agua, portadora enigmática de informaciones capaces de transformar y mantener vivo el producto de la unión entre lo femenino y lo masculino; entre el Sol y la Luna. Por último, el aire que permite el vaivén de la creación alimentándolo todo. El aire-viento que consiente la danza del fuego, el intercambio amoroso de las semillas, del polen y logra las erosiones que dan color y forma a la tierra.  

   Los participantes se preparan vestidos con ropas muy ligeras y en color blanco. No deberán usar joyería de ningún tipo. Podría decirse que: “como llegamos al mundo, regresamos en ese momento al vientre materno (Temazcal) para recordar y recuperar la esencia y el conocimiento perdidos”.

   Se colocan las flores en la vara que emerge de la tortuga fabricada con tierra, y se sitúa a un lado. Es la antena que comunica el cielo con la tierra, a las deidades superiores con los seres humanos; la que llama un rayo de luz desde el centro del universo y lo transfiere hasta el corazón palpitante en el centro de la Madre Tierra. Unión llevada a cabo en el ritual de apertura de las puertas energéticas, en el Temazcal.

   Las siete primeras “abuelitas” ingresarán, una a una, y los participantes les darán la bienvenida. Al cerrar la puerta el temazcalero iniciará el trabajo de guiar a las personas en el trayecto mágico de la recuperación de su ser.
En el Bosque de Águilas, el despertar a la apreciación de la existencia
   Cada Temazcal es único, se persiguen y se obtienen bondades diferentes dependiendo del objetivo dispuesto por el temazcalero en esa ocasión, porque es una tradición viva. Me aventuraría a decir que se adapta al ser humano en su tiempo y en su espacio, algo que no ocurre en otras prácticas.

   Los cantos, las experiencias en las diferentes puertas; sensaciones, visiones, sentimientos, sudoraciones y ante todo, la impecabilidad y el intento del universo que se manifiesta dentro de ese útero sanador.

   Al terminar, los participantes saldrán a una nueva vida con infinitas posibilidades, como ocurre en el momento en el que dejamos para siempre el útero de nuestra madre biológica. Los recién nacidos recibirán agua tibia con infusión de manzanilla para lavar su cuerpo, una suave toalla para envolverse. Descansarán mientras ingieren infusión de té limón o manzanilla para luego asearse y disfrutar un reparador caldo de verduras. Algunos deciden permanecer recostados y dormir durante un largo rato, antes de asearse y comer.

   En el Bosque de Águilas acostumbramos intercambiar, libremente, lo experimentado en el Temazcal. Me reservo, por ética, las maravillosas y extraordinarias vivencias que a lo largo de diez años, centenares de personas nos han compartido. Sólo referiré una de las decenas de experiencias personales. 

   Me encontraba fuera, cuidando del fuego, el incensario y la puerta. Escuché a las personas, una a una, externar la intención personal que les llevó a participar en ese Temazcal. Mentalmente los fui identificando, ya que había sido la encargada de sahumarlos. Me fue fácil darme cuenta que habían hablado tres mujeres diferentes, cuando sólo dos ingresaron al Temazcal. Por más que hacía memoria no recordaba a una tercera mujer. Tampoco identifiqué algún descuido, puesto que desde el inicio permanecí pegada al fuego. Durante el intercambio, como comúnmente se dice, metí mi cuchara y pregunté a las dos mujeres si alguna de ellas se había quedado ronca o había llorado. Las únicas explicaciones que encontré en ese momento, para un cambio de voz. “No, no, no”. Fue cuando una de ellas compartió el haber escuchado esa tercera voz y pensó que dentro de tal oscuridad y concentración en sí misma, no había notado la entrada o salida de otra mujer. En ese momento todos se sintieron en la libertad de hablar sobre la experiencia que en un principio creyeron se debía a una sencilla ilusión auditiva provocada por las condiciones reinantes dentro del Temazcal. 

   Esta fue una de las muchas veces que he sido testigo de la manifestación de seres amorosos acompañando el trabajo del Temazcal. Decenas de personas han sanado de males físicos y psicológicos, han dejado atrás temores, fobias, angustias, rencores. 

   En el Bosque de Águilas, dentro de las actividades de los campamentos infantiles, incluimos la ceremonia del fuego sagrado y el ritual de Temazcal, con una temperatura agradable y lleno de cantos especiales para los niños. Poco a poco profundizaré en esta noble y hermosa ceremonia del coloquialmente llamado: baño de vapor prehispánico. A quienes les agrada la lectura e informarse, reconocerán ya, que se trata de una práctica compleja. “Un quirófano diseñado para el cuerpo y el espíritu”, comentó uno de los asistentes, quién practicaba la medicina tradicional.
El anciano encino a través de la estrella
   Las primeras noticias acerca del empleo del Temazcal fueron dadas a conocer por Fray Diego Durán. El monje de la orden de los Dominicos, en su publicación, describe las costumbres del pueblo mexica, entre ellas, su experiencia en el temazcal al que describe como: “una choza pequeña calentada por el fuego”. 

   La tradición del Temazcal, a mi juicio, se transmitió por tres importantes vías. La primera y más significativa, es la enseñanza directa de padres a hijos, dentro de los diferentes linajes de temazcaleros, desde los primeros tiempos hasta el presente. Se conoce la práctica del temazcal entre los Lakotas, los Mexicas y los Toltecas. En sí, todo Mesoamérica, Sudamérica, en los países nórdicos y en China. Pero me ocuparé de comentar lo referente a mi entorno. Regreso entonces a los encargados del baño sagrado del temazcal, hombres importantes dentro del linaje de sanadores, que además de poseer conocimientos medicinales, manejaban las fuerzas cósmicas y las fórmulas para comunicarse con otros planos existenciales. Se dice que se utilizó principalmente en las mujeres que recién habían dado a luz, como una manera de recuperar la fuerza y armonía en su cuerpo, coloquialmente se habla de “cerrarlas”. Sin embargo, considero que era mucho más extensa la práctica del temazcal, incluyendo a los guerreros heridos en combates y/o como una práctica común destinada a mantener la salud. 

   El conocimiento fue celosamente guardado y transmitido sólo a quienes pertenecían al linaje, esto debido a la aguerrida persecución sufrida por los mexicas durante el tiempo de la conquista y la colonia. Con el tiempo, la satanización dirigida hacia las creencias de los ancestros, ejercida por la iglesia católica, surtió efecto, sin embargo no pudieron destruirlas. En los tiempos actuales, más propicios, poco a poco se comparten las maravillas del conocimiento mexica.

   La segunda fuente de información proviene de los historiadores de los tiempos de la conquista, mayormente religiosos, que asombrados por el profundo conocimiento de la astronomía, matemática, ingeniería, medicina, etc., que poseían los mexicas, deciden registrarlo a pesar de las críticas de sus superiores. La tercera reside en los códices, algunos de ellos manipulados al incluir conceptos cristianos, pero en esencia encontramos la descripción de muchas de las prácticas en las diferentes disciplinas.

   En definitiva la ceremonia y la práctica del temazcal ha sufrido transformaciones al incluirse técnicas psicológicas y/o médicas, y también dependiendo de los diferentes linajes, sin embargo, a mi juicio, los resultados son asombrosos, tanto, que se ha difundido con rapidez en todo México y en el extranjero.

Con el tiempo les iré compartiendo más acerca del Temazcal. La invitación queda abierta para quienes quieran acompañarnos en la experiencia.