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miércoles, 21 de enero de 2015

Conferencia de Ati Quigua




Durante los cinco días del encuentro internacional por la Educación para la Evolución, dirigido hacia un humanismo integral, fue constante la riqueza de las aportaciones en cada una de las ponencias. En este espacio las compartiré.  
Hoy refiero fragmentos de la conferencia de una mujer, que sin duda, dejará huella en la historia, les hablo de Ati Quigua, líder indígena Arhuaca, la primera mujer indígena en el senado de Colombia, quien lleva el mensaje a través del mundo.

"El aporte más valioso que la mujer ha hecho a la humanidad fue haber domesticado la semilla, hace aproximadamente unos 10,000 años. Es cuando surge la agricultura. La agricultura es el culto a la tierra, es el culto a la madre, es la base de la identidad de los pueblos indígenas, la base de nuestra identidad. Con el culto a la tierra, surge la crianza de las semillas, a las que hoy se dedican mayormente las mujeres de los pueblos indígenas y hablo de las mujeres de la Amazonia colombiana, y de otras naciones indígenas, porque el espacio natural natural de las mujeres es la huerta.
Cuando nace un niño lo bautizamos. Tomo la palabra bautizo prestada, porque más bien es a través de un nombre como presentamos el nuevo ser al universo. El nombre es la misión que va a cumplir esa persona. Mi nombre es  Ati Quigua, madre de los buenos sentimientos, y esa misión me encomendaron desde mi nacimiento. Ha sido un proceso muy largo para aprender lo que significa.
Así como bautizamos a los hijos, así también bautizamos a las semillas. Así como nos desarrollamos, también las plantas florecen. De tal manera que el culto a la tierra se convierte en la base de las civilizaciones que florecieron en el mundo, por eso, cuando los pueblos indígenas de este territorio definen su identidad como hijos del maíz, el maíz se convierte en el cimiento de nuestra civilización. 
Hicimos ciudades en torno a la crianza de las semillas. Si en Colombia pasan por los caminos que comunican el mar con las nieves, verán grandes extensiones de terrazas pensadas en el sustento de nuestros pueblos.
Las fiestas más importantes, como el nacimiento de un hijo, se celebran con toda clase de semillas y se preparan para que el niño sea saludable y los alimentos futuros no sólo sean fuente de alimentación del cuerpo físico sino también de la mente y del espíritu de ese niño.
Un alimento bendecido tiene un tratamiento especial, como el de las celebraciones, en las que agradecemos a las semillas y a las plantas por ser nuestro sustento. Por ejemplo, nosotros tenemos una olla de barro para cada semilla, porque a las semillas no les gusta que las cocinemos en ollas de aluminio. En estos tiempos modernos, el acto de alimentarse y comer se ha vuelto tan sin importancia, que creemos que muchos de estos alimentos ni siquiera son fuente de nutrición sino de enfermedades. Si seguimos cuidando nuestras semillas tendremos una vida larga, por ejemplo, mi bisabuela murió de 115 años, su plato preferido eran frijoles, col y otras plantas. Pensamos que la cultura alimentaria es la base de la vida.
La cuarta etapa es el paso de esta vida a la otra, en la que debemos devolver nuestro cuerpo para ser abono de la tierra. El cuidado de la semilla humana, así como el de las semillas de las plantas, deben estar siempre en armonía con los signos y procesos vitales de la naturaleza; significa que cada una esté en armonía con el ciclo de la agricultura. 
Los sistemas de producción indígena se encuentran en armonía con los ciclos del sol y de la luna. Se debe también fortalecer el mercado local, es decir, que podamos garantizar nuestra autonomía alimentaria. Un pueblo que produce lo que consume es un pueblo autónomo y la soberanía de una nación más que en las armas públicas, esta en la cocina. Por eso la cocina es el espacio en donde hemos consolidado la familia, hemos fortalecido los valores. Ahí les transmitimos las primeras palabras de nuestro lenguaje materno.
En La Sierra de Martha, la permanencia cultural se debe al trabajo cotidiano de las mujeres que preparan los alimentos, mantienen la huerta y durante los primeros cinco años de vida, enseñan la lengua materna a sus hijos. Desde aquí quiero agradecerles porque al crecer con mi abuela al pie de la montaña, fue en donde hicimos los primeros parlamentos.
Los ciclos agro-alimentarios incluyen los ciclos para custodiar las semillas. Colombia es el segundo  país en biodiversidad, pero la dieta cotidiana se reduce al consumo de arroz, papa y carne, cuando se puede. Es necesario ampliar la dieta incluyendo aves, vegetales y frutas, por ejemplo, en Colombia existen cerca de 1500 hongos comestibles y sólo se consumen uno o dos. 
Así como se deben cuidar las semillas, también debemos poner atención en las aves porque son las sembradoras silvestres de nuestros bosques; en las abejas que polinizan. En sí, existe una interrelación  entre semillas y animales. Por ejemplo, por un tipo de semilla que desaparece, dejan de existir cerca de 30 especies de animales. 
También el calentamiento de la tierra afecta a la biodiversidad. De ahí que el consumo consciente y la cultura alimentaria se conviertan en estrategias que deben ponerse de inmediato en práctica. Los alimentos son la base de la cultura, de la economía de una nación.
Es importante reconocer que en los pueblos indígenas se componen mayormente de niños y debemos gritar nuestra solidaridad para que puedan crecer en sus territorios naturales. En el presente, 33 millones de hectáreas han sido dadas a la minería, a transnacionales. ¿Cuál va a ser el futuro? 32 pueblos indígenas están en proceso de extinción. El ultimo tinigua, el hermano Sixto, de 75 años, morirá, y con él se extinguirá toda una tradición, por esos motivos les comparto mi misión, no sólo como un  intercambio, para nosotros es un asunto de supervivencia biológica, política y social. 
En los 10 años pasados dos mil setecientos indígenas fueron asesinados. Hablo como una sobreviviente y rindo un homenaje a todos estos hermanos porque lo único que hicieron fue defender el río y el corazón del mundo para mantener el equilibrio y preservar la biodiversidad. El consejo de mi pueblo fue asesinado por eso vemos con esperanza que llegue la paz a Colombia y que termine la violencia contra las naciones aborígenes de este territorio.
Somos culturas de paz, no conocemos las armas, hemos vivido en meditación y reciprocidad con la naturaleza. La naturaleza es el primer libro que nos enseñan a leer y quisiéramos la bioalfabetización. Si no sabemos leer los mensajes y sabiduría de la naturaleza, para nosotros significa ser analfabetas.
La tierra y el agua, para nosotros, son la energía femenina que todos llevamos y nos posibilita el ser más dulces, más amorosos y nos lleva a desarrollar la intuición.
Nos despertamos con la tierra y es necesario despertar esta energía en el marco de gobernancia en America Latina.
Siguiendo estos compromisos han pasado cosas interesantes. Por primera vez en un estado se reconocen 11 derechos de la Madre Tierra, de los animales, de las semillas. Por primera vez la paridad, basada en el principio de la dualidad sagrada, es un principio de humanización fundamental; sin embargo, hay grandes desafíos como el lograr la coherencia, ahí es donde se abrió el debate de un nuevo paradigma que va más allá del antropocentrismo del ser humano como epicentro de la tierra y del cosmos, al Ser humano que tiene la conciencia de que es parte de esa gran red, ese gran tejido sagrado que es la vida. A partir de ahí empieza a armonizar su vida personal, familiar, de comunidad, en sociedad.
Los grandes cambios no son de un día para otro.
Debemos tener presente que lo que le suceda a las plantas, a los animales, a la tierra, al agua, a los minerales, le pasará el ser humano, porque todo esta relacionado como una misma sangre.
El cuidado del agua es el futuro, sin agua no habrá futuro".

Comparto el saludo enviado por las diferentes naciones de La Sierra Nevada de Santa Martha, en Colombia y con el cual se cerró la brillante conferencia.


Llevar los dedos pulgares hacia la palma de las manos. Con la mano izquierda colocada debajo del ombligo, significando el compromiso de cuidar la semilla humana y todas las semillas en conexión con todo el espacio de la Pachamama, y la mano derecha en alto, como conciencia y armonía con el ciclo de la luna, del sol, del cosmos, y en esta postura de armonía con los ciclos vitales y recibiendo el legado de la Sierra Nevada de Santa Marta repetimos: somos uno, con el agua, con la tierra, el aire, el sol, el pensamiento, el corazón, el espíritu y el fuego.  Con las plantas, con los animales, los minerales y con la diversidad humana. La llevamos al corazón y repetimos duni, duni, duni, duni, que significa: hoy y siempre, la visión del corazón de la tierra, con nosotros, con nuestra familia y con nuestra gran familia en la tierra.

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