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sábado, 10 de agosto de 2013

Museo Memoria y Tolerancia


Un manto de luces como metáfora
de quienes desean vivir con claridad

The events of the last three days led me to reflect, from a different perspective, the reasons, if any exists, for aggression and indifference that suddenly is able to erase any past affection. Combat against negative emotions becomes an urgent task, especially when we enter adulthood. Stop! Enough!  I was looking still the reasons, that exactly not nest in the reason, when I passed in front of Museo Memoria y Tolerancia.
The tour starts in the upper level. The visitor starts to down in spiral. Within the maze of information through displays, objects, photographs, newspaper clippings, belongings of the victims and videos,  show us a cruel piece of the past that we all wish it had not happened. 
The Jewish Holocaust. The horror and genocide in Cambodia, Yugoslavia, Guatemala... And far from losing the soul in the dark field of sadness, memories become hope, because if we open the eyes of the heart, there is hope.




















     
My uncle and my father were sent to Mexico because my grandmother feared for his eldest son, in case of Spain should enter as ally of Germany in World War II. Without asking the opinion embarked to America. My father said goodbye to my grandfather: "Do not mess ever in politics or religion" was one of the tips. They never met again.
The horrors of the Spanish Civil War, where the Nazis experimented weapons, strategies, methods of interrogation and other aberrations, are not counted in the museum. Many events are omitted because it would take dozens of rooms for each of them and show the dark side of the human spirit. Either way, the Holocaust is sufficient example.
 Thats why  the value of the memory and the need for tolerance. "Choose your attitude: commitment or indifference." Combat the negative emotions that lead to destruction. Be tolerant. The oblivion can lead to repetition.
"There, where they burn books, in the end burn human beings". Heinrich Heine
When tolerance is listed as one of the solutions, we are shown a fireplace where you can come in and watch up a rectangle of light at the top. The metaphor is poignant. Respect. Harmony. Love. Compassion. International humanist efforts. The richness of diversity in the service of human development. Seem distant, but possible.




An excellent work of museology. An architecture that influences mood, since the gloom of tragedy leads to the light of hope.











Finally the temporary exhibition about press freedom.
Leaving the museum, walked to the Paseo de la Reforma. The saturday life  overflowed and ran down, thru avenue. People walked in all directions and I stopped, for a few moments, to feel my pulse, the pulse of the city, and  took the photograph.



The place occupied for long, for the ancient monument in honor of Carlos IV of Spain, at the corner of Paseo de la Reforma and Bucareli, now is occupied by a statue called El Caballito of the sculptor Enrique Carbajal (Sebastián). Back, intelligent building called: Caballito Tower.



Los acontecimientos de los últimos tres días me llevaron a reflexionar, desde una mirada diferente, las razones, si es que las hay, para la agresión y el desamor repentino capaces de borrar cualquier afecto pasado. Combatir las emociones negativas se convierte en una urgente tarea, más aún cuando entramos a la edad adulta. ¡Alto! ¡Basta!





















Aún buscando razones en dónde la razón no anida, pasé frente al Museo Memoria y Tolerancia. La admisión general fue de 65.00 pesos y la impresión vale el edificio entero en plata o en neta.
El recorrido en espiral descendente inicia en el nivel superior. Dentro del laberinto de informaciones a través de pantallas, maquetas, objetos, fotografías, recortes de periódicos, pertenencias de las víctimas y videos, nos desnudan un trozo del pasado que todos quisiéramos no hubiera sucedido. El Holocausto judío. El horror y genocidio en Camboya, la antigua Yugoslavia, Guatemala… Y lejos de perder el alma en el oscuro campo de la tristeza, se convierten en memorias de esperanza porque si abrimos los ojos del corazón, habrá esperanza.
 A mi tío y a mi padre los enviaron a México porque mi abuela temió que reclutaran en el ejército, a su hijo mayor, en caso de entrar España como aliado de Alemania, en la Segunda Guerra Mundial. Sin pedirles opinión los embarcaron a América. Mi padre se despidió de mi abuelo: “No te metas jamás en política o en religión”, fue uno de los consejos. No volvieron a encontrarse.
Los horrores de la Guerra Civil española, en donde los nazis experimentaron armas, estrategias, métodos de interrogatorios y demás aberraciones, no se cuentan en el museo. Muchos sucesos se han omitido porque se necesitarían decenas de salas para cada uno de ellos y mostrar la parte oscura del espíritu humano. De cualquier manera el Holocausto judío es suficiente ejemplo.
De ahí el valor de la memoria y la necesidad de la tolerancia. “Elige tu actitud: compromiso o indiferencia”. Combate las emociones negativas que conducen a la destrucción. El olvido puede llevar a la repetición.
Es cuando la tolerancia aparece como una de las soluciones y se nos muestra una chimenea en la que puedes entrar y observar hacia arriba un rectángulo de luz. La metáfora es conmovedora. El respeto. La armonía. El amor. La compasión. Los esfuerzos humanistas internacionales. La riqueza de la diversidad puesta al servicio del desarrollo del hombre. Parecen lejanas pero son posibles.
El trabajo de museografía es excelente. La arquitectura  influye en el ánimo puesto que de la penumbra de la tragedia nos lleva a la luz de la esperanza.
Por último visitamos la exposición temporal acerca de la libertad de prensa. A la entrada estaban, dentro de una caja, los tapabocas. Nos pidieron colocarnos uno para no hablar durante la visita. Fue claro, se deseaba provocar el inevitable comentario. Inevitable porque surgía de las vísceras; un repudio hacia las mordazas. Al final nos retiramos el tapabocas y sobre él escribimos un mensaje para colocarlo sobre el muro.
Al salir caminamos hasta el Paseo de la Reforma. La vida del día sábado se desbordaba ya por la avenida. La gente caminaba en todas las direcciones y yo me detuve, por unos momentos, a sentir mi pulso, el pulso de la ciudad y tomé la fotografía.

El lugar estuvo ocupado por mucho tiempo, por el antiguo monumento en honor de Carlos IV de España, en la esquina de Paseo de la Reforma y Bucareli,  ahora se distingue la  estatua llamada El Caballito del escultor Enrique Carbajal (Sebastián). Atrás, el edificio inteligente llamado: la Torre del Caballito.


Mi paseo por la Reforma



El Paseo de la Emperatriz ha sufrido transformaciones desde que el segundo emperador de México, Maximiliano, dispuso la traza de una avenida que conectara el castillo de Chapultepec, en donde residía, con el edificio de gobierno en el centro de la ciudad, con mayor detalle, en el zócalo. Transitaría a diario en su hermoso carruaje, tirado por cuatro briosos corceles, a través de las arboledas, y admirando los camellones, glorietas y esculturas de una avenida que le recordaba a París; además de satisfacer a su amada Carlota. (Si no en la intimidad, al menos en lo externo) Lo puse entre paréntesis y letras pequeñas para quien no quiera leerlo pueda saltarlo.


          Lo digo con un poco de sarcasmo y con un mucho de nostalgia puesto que prefiero conservar la imagen aquella del romántico y devoto amor del archiduque hacia su bella y frágil emperatriz; la imagen que me vendieron mientras estudiaba la secundaria. Después de todo siempre me han cautivado los cuentos de príncipes y doncellas, o viceversa, da igual. Imaginar que en un suspiro se puede acceder al trono de un reino como el de México… Divago… El caso es que el enamorado Habsburgo decidió transformar la capital de su imperio en la más bella del mundo conocido. Olvido voluntariamente los verdaderos motivos de Maximiliano, para no matar lo novelesco de mi paseo.


"La Estela de Luz"
Monumento para conmemorar el centenario de la Revolución  y el
bicentenario de la Independencia

La Torre Mayor
225 mts. de altura, el rascacielos más alto de América Latina
Imposible dejar a un lado cómo fue que llegó Maximiliano al poder, a pesar del esfuerzo de don Benito Juárez y del general Ignacio Zaragoza. El general y sus tropas liberales vencieron al ejército de Napoleón III, el más poderoso del mundo en ese momento, el 5 de mayo de 1862, en la heroica ciudad de Puebla —uff, me agoto al recordarlo e intentar resumir un hecho que no debíamos olvidar—. A pesar de esa victoria, nuestro apreciado archiduque llegó al poder apoyado por los conservadores y el clero, luego del terrible sitio a la ciudad de Puebla y avanzar las tropas francesas sobre la capital, en 1863.  
La historia de amor entre Maximiliano y México; entre Carlota y el archiduque; entre los conservadores y el poder, finalizó antes de lo que todos esperaban y se restauró la república. El pañuelo bordado y níveo flotó por unos segundos frente al rostro de la atribulada Carlota, al saber que su archiduque había sido ejecutado; hay quienes aseguran que al recibir la noticia se rompió el último hilo de cordura en la mente de la bella emperatriz. No estoy tan segura, pero mi opinión sólo cabe dentro de una novela y no está en mis planes escribir acerca de Carlota.

Con los cambios administrativos y puestos cada uno en su lugar, el Paseo de la Emperatriz se llamó Paseo de la Reforma. La modernidad pretendida por el imperio continuó con la modernidad procurada por el general Porfirio Díaz y pronto, palacios y palacetes de estilo afrancesado, ocuparon ambos lados del Paseo de la Reforma. Aún podemos admirar algunos de ellos, pocos, quizás muy pocos puesto que la Revolución y la evolución de la sociedad acabó con la mayoría. Ahora admiramos edificios increíbles con cimentación “flotante” que los mantiene en pie, a pesar de que la tierra retumbe. Hay otros menos agraciados, herencias de los años 60´s y 70´s, y otros más ochenteros de los que mejor ni opino.
Mientras me acercaba al emblemático monumento, me fue imposible evitar las memorias de lo ocurrido en ese 1985, el gran terremoto, la gran catástrofe y el profundo dolor que sufrimos los mexicanos.




Y en ese momento llegué al Ángel de la Independencia (herencia del porfiriato y diseño del arquitecto Rivas Mercado). Mis padres me cuentan que también, a consecuencia del terremoto de 1957, el ángel había caído, pero en ese momento lo veía yo a todo lo alto, con el brazo derecho hacia arriba, victorioso y mostrándome un cielo desusadamente azul.




Nuestra hermosa Diana Cazadora
Continué hasta tomar un descanso frente a la Diana Cazadora (la Flechadora de la Estrella del Norte, el nombre original). Recordé el reciente fallecimiento de doña Helvia Martínez Verdeyes, quizás una de las mujeres más admiradas a través de la escultura. Mil historias no escritas e inventadas llegaron a mí, no las contaré, pero puedo recomendarles la novela A la sombra del ángel de Kathryn S. Blair y ¡por supuesto!, revisemos de nuevo La región más transparente del maestro Carlos Fuentes.
También él quería andar en bici

Un Paseo de la Reforma en día domingo, de familias en bicicleta, patinetas, patines o andando y con mascotas. Como le hubiese gustado a Moctezuma, a Maximiliano, a Benito, a Emiliano, a Porfirio, a Francisco y como me encanta a mí.