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viernes, 29 de noviembre de 2013

Mirada ecológica

Foto: Celina P. Melero
Hace tres décadas llegué a una casa que ostentaba el nombre de Oikos en la fachada. Supe que en griego antiguo significaba “casa”. Ahí tenía su oficina el padre Jesuita, Dr. Valerio Ortolani.
A pesar de estar dentro de la ciudad (23 Poniente) y rodeada de cemento, se abrió ante mí la ventana a un mundo diferente, jamás imaginado.
Dos temas me acercaron a él. El primero era el interés por conocer las técnicas psicológicas de manejo grupal, que él empleaba, y el segundo se relacionaba con la tanatología. En los años 80 y algo, ambos eran temas poco conocidos y aún menos abordados.
Ya en 1869, el biólogo alemán, Ernst Haeckel, había estudiado la biología de los ecosistemas empleando el término “ecología” y al parecer, fue casi cien años después cuando los científicos pusieron de nuevo la mirada en el tema.
Regresemos a 1985, cuando a pesar de ser una mamá joven, con tres hijos, tenía a mi favor el título de maestría en Psicología Clínica y una “amplia” experiencia en la práctica clínica hospitalaria y particular. En esos años mi ego me precedía y en cuanto el padre Ortolani me puso enfrente las voluminosas carpetas con la información que él había recopilado para su libro: Personalidad Ecológica, me di cuenta que yo no sabía nada de nada.
El padre Ortolani, como yo le llamaba, quería mi opinión acerca de su trabajo y me había elegido como lectora de esos apasionantes escritos. Debo mencionar que en 1985, no contábamos con computadoras y bancos de información como los actuales. Nos rodeaban los libros, nos agobiaban los papeles, nos torturaba la máquina de escribir y los papelitos correctores, y eran indispensables las visitas a las bibliotecas.
Era claro que no tenía los conocimientos ni la experiencia para opinar, sólo me restaba ser honesta y aprender de ese hombre todo lo que pudiera.
Sin éxito, he buscado una fotografía del padre Ortolani, por tal motivo haré un descripción de acuerdo a como ha quedado en mi memoria, porque una de las bondades de esos años era la de guardar las imágenes dentro de uno mismo.
Un hombre alto, de más de 1.80 de estatura, fuerte y a la vez esbelto. De pelo cano y lacio peinado hacia atrás. Siempre vestía de traje. Caminaba ligeramente encorvado, intuyo que más por una actitud reflexiva que por un problema en la columna vertebral (mi apreciación). Su castellano era intachable y conservaba un tenue acento italiano. Bondadoso, paternal, paciente, de brillantes ideas y profunda sencillez. Mucha gente lo visitaba para pedir consejos o por cuestiones profesionales.  
El borrador del libro me introdujo en el trabajo que el padre Ortolani tenía destinado para mí. Consistió en diseñarle ejercicios para llevarlos a cabo en los grupos de superación humana (así les llamábamos en esos tiempos).
El contacto con la naturaleza era primordial. La cercanía con el mundo natural debía funcionar como un vehículo que acercara a las personas a su Yo interno y de ahí a la fuente divina.
La idea me entusiasmó. Transformé varios de los ejercicios aprendidos en bioenergética y luego los de gestalt, pero antes debía probarlos en mí y en quienes quisieran colaborar conmigo, en este apasionante camino. Así fue como inicié mis diálogos con las flores, la atención profunda en el viento, la lluvia. La interpretación de las sombras y mi reflejo en espejos de agua. Me abracé a los árboles, rodé por el pasto, me empapé en las tormentas y helé mi piel con el granizo.
Fue una época de jugar con mis hijos en el lodo, de brincar en los charcos, de recorridos en bicicleta a la orilla del mar, de observar a las golondrinas, a las hormigas, de montar a caballo y quizás de parecer ante los demás como un poco loca y un poco bruja. En esos años, las terapias grupales y las actividades de contacto con la naturaleza no eran muy bien vistas, o bien, poco comprendidas.
El padre Ortolani incluyó dentro de su programa varios de mis ejercicios. Funcionaron tanto en mí como en las personas que tuvieron el privilegio de participar en los grupos del padre Ortolani, en el Bosque de Manzanilla (ahora extinto).
El punto básico era crear consciencia de que formamos parte de un plan divino que incluye el mundo vegetal, el mineral y el animal. Nada se encuentra separado y nuestra casa es el planeta. Crear los vínculos con la naturaleza lleva al equilibrio, parentesco cercano que en algún momento de nuestra historia se olvidó.
El siguiente paso conducía a la consciencia de pertenencia a un sistema planetario y de ahí al universo. La personalidad ecológica lleva a la trascendencia.
Ahora, en retrospectiva, reconozco que el Dr. Valerio Ortolani fue uno de los pioneros de la ecología, en la ciudad de Puebla. Un visionario que me llevó a descubrir un territorio sin fronteras, permitiéndome comprender la muerte a través de la vida, la trascendente, la que vibra más allá de la persona.
La finalidad de la ecología es observar y comprender la manera en la que se relaciona cada elemento del mundo natural o sistemas del medio ambiente. Nosotros formamos parte de ese mundo y al regresar al origen, se restablece el balance entre la mente, el cuerpo y el espíritu. La naturaleza es la gran enciclopedia, una vez abierta y comprendido el lenguaje básico, no podremos dejar de aprender.
Los ecologistas verdaderos promueven la reanudación del vínculo Mujer-Hombre-Madre Tierra. En la medida que seamos conscientes de esto, respetaremos y cuidaremos nuestra gran casa, porque sin ella, no existiríamos.

sábado, 23 de noviembre de 2013

Corazón arrebatado



“Corazón arrebatado” Novela sobre la vida y milagros de Catharina de San Juan, la China Poblana”, es el título del libro escrito por dos entrañables amigas: Martha Porras de Hidalgo y María Alejandra Domínguez Sánchez, publicado por la Editorial Porrúa.
Las autoras me honraron al invitarme a presentar la obra en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, México, el próximo 2 de diciembre de este año 2013. Desafortunadamente (palabra larga, tanto como mi desencanto al no poder asistir), no me será posible acompañarlas y les comparto esta exposición en la intimidad de la red. 
Dirigiré ahora mis libres asociaciones al contenido; lo escrito, lo faltante, lo intangible. Lo haré en desorden, tal y como nos aproximamos a un bufet en donde todo nos despierta el apetito. En Corazón arrebatado, la historia y la manera de escribirla son un manjar para todo tipo de paladares.
Inicio la degustación con el título que describe el sentir de la China Poblana (me permito llamarle así), porque en un éxtasis espiritual su corazón quedó atado a propósitos divinos. Y también creo que arrebató el corazón de las escritoras puesto que se atrevieron a deshacer, por centurias, lo tejido en el imaginario nacional. 
Se combinó la historia con la imaginación de las autoras, al igual que los sabores de los diferentes chiles, chocolate y especies, del mole poblano, servido en un plato de talavera.
Catharina de San Juan, oriunda de la India del gran Mogor, llegó a tierras novohispanas en la segunda década del siglo XVII, cuando aún era una niña. “Puebla seguía siendo una pila de agua bendita en donde iban a rezar las almas”(cito a las autoras), y nuestra pequeña China Poblana se zambulló en ella. Aún palpitaban en su mente los recuerdos de la persecución de los mogoles en Delhi; de los vestidos adornados con cuentas de cristal que su madre le confeccionaba; de la cueva repleta de víboras en donde se escondió para escapar de un matrimonio acordado; de la travesía en el barco comandado por  piratas. “Ese tallo de jazmín pequeño que en cualquier momento puede ser deshojado, incluso con el soplo del viento. ¿Le importaría yo a alguien, entonces? ¿Me reconocerían mis padres si me vieran así, tan acabada, tan humilde, otra?” (cito a las autoras)

En algún lugar en Asia, los jesuitas la bautizaron como Catharina de San Juan, “su nombre anterior no interesaba” (cito a las autoras), como tampoco les interesó a quienes la conocieron, lo que dentro de su alma bullía. Sólo su confesor, el padre Alonso Ramos, la escuchó, guió sus piadosos o fanáticos pasos, en la dirección correcta, la del deber católico. El clérigo documentó las pláticas llegando así la información, más de trescientos años después, hasta las manos de una de nuestras autoras: Martha Porras de Hidalgo.
Interrumpo aquí para apuntar que hasta la publicación de Corazón arrebatado, la mayoría de poblanos (y compatriotas) estábamos seguros que nuestro personaje era una china envuelta con una vistosa falda. Esta es una muestra de los muchos errores que han trascendido generaciones desvirtuando la verdadera esencia de la China Poblana, quién no fue China sino nacida en la India; una virtuosa representante de un linaje noble que vio escindidas sus raíces, adoptando por la fuerza un nombre que nada tenía que ver con su origen.
Las autoras nos señalan como nuestra entrañable China Poblana fue capaz de amar al prójimo mucho más que a sí misma; defendió las virtudes a costa de su vida; fue capaz de manejar la alquimia en la cocina; de “ver” lo que otros ojos eran incapaces de percibir y, quizás, la decisión más valiosa de su vida fue la de advertir y con ello salvar la vida de uno de los hombres ilustres de nuestra querida Puebla de los Ángeles: el Obispo Juan de Palafox y Mendoza.
Escuchemos las voces de las autoras: “Tendría que internarme en las calles, como en un laberinto andar descalza entre piedras agudas que rompen la piel y queman el corazón y quizás descubriría que los míos han muerto de dolor esperando con los ojos puestos en el mar a que vuelva. ¿Cuántas veces en sueños no he regresado hasta ellos? ¿En cuántas noches no he llegado hasta el huerto de naranjos de mis amados padres?”

Corazón arrebatado también nos recuerda la época en la que los viajes del Galeón de Manila o La Nao de China, fueron decisivas en la economía novohispana por el intenso intercambio de mercancías entre Oriente y México. Cientos de familias se reunían en el puerto de Acapulco o en el de Las Peñas (hoy Puerto Vallarta), para ver la llegada de las imponentes naves españolas que cruzaban el océano Pacífico y traían desde Manila, las exóticas mercancías. Sedas, porcelanas, especies y esclavos. Un detalle que ignoramos o deseamos no conocer: el tráfico de esclavos entre las pudientes familias, en la sociedad novohispana, que aún se sumergían en la pila de agua bendita para ahogar ahí sus faltas. Fue hasta la guerra de la Independencia cuando la Nao de China suspendió sus viajes.

Alejandra y Martha, entre metáforas y símiles, aportan información valiosa, tangible. Nos regalan su sensibilidad como escritoras y lo faltante, como apunté al inicio, lo diré sin temor a equivocarme. Falta señalar el entusiasmo, el amor por Puebla, la investigación seria y comprometida de dos valiosas amigas y escritoras.

Corazón Arrebatado le precede la novela de Carmen Serdán; ambas deben ser leídas por quienes gustan de llevar a la boca del intelecto y del alma, un platillo exquisito.

Enhorabuena por el éxito y las acompaño aún en mi ausencia. Ma. Eugenia Bear Sanz  

viernes, 8 de noviembre de 2013

Concierto de semillas

Un guerrero, cuyas armas son la voz, el piano y la guitarra, visitó ayer el Teatro de la Ciudad (Puebla). Todo en él sorprende; es un Creativo, con mayúscula. Entre la amplia discografía y premios elegí enumerar los siguientes para que se den una idea de quién hablo, o escribo, que sería más preciso.
—Dos premios Ariel por la película Cilantro y Perejil, por banda musical y por mejor canción escrita para cine.
—Premio Coral, a la mejor música escrita para cine en el Festival de Cine Latinoamericano de la Habana, Cuba, por la película Hasta Morir.
—Diosa de plata 1997 por la música de la película Cilantro y perejil.
—Diosa de plata 2003 por la música de la película Amarte duele.

Conocí a Enrique en el primer congreso de Sabiduría Universal Ancestral, asociación a la cual pertenecemos. Él coordinaba la mesa de arte, a partir de entonces entablamos una amistad creándose un vínculo entre su familia y la mía.

El arte denuncia, el arte sana, el arte acerca al universo, el arte es espiritual. Y así es Enrique Quezadas, señala, alivia, nos acerca a los dobleces del alma humana.  
Cuando hablo de él las palabras se me caen al piso, se me esparcen y temo no poder colocarlas en el orden correcto (sin caer en la adulación) puesto que se me dificulta el saber cuál adjetivo va primero.
Padre a toda madre, respetuoso y amante de la gran mujer que lo acompaña (su esposa Lupita), escultor de música, buscador incansable, amante de la vida y de la Madre Tierra. 

Ayer vibré con sus canciones, hoy iré al Bosque de Águilas para comenzar la siembra de mi hortaliza, acompañada por sus canciones. Berzas, pimientos de piquillo y tomates descansarán en su camita de tierra arrullados por la voz de Enrique. En pocas semanas brotarán las primeras hojitas y las plantaré en tierra firme. Por febrero comenzará la cosecha.
Enrique sembró palabras y acordes en corazones poblanos, irá a Toluca, a Cancún, al resto de México; flores en dó y en sol; frutas y verduras al ritmo de cumbia o rap surgirán, nutriendo almas y acercando mentes. 

"El riesgo de quererse donde hay viento, es que vuele la voz, y valla por el aire el sentimiento, como una aparición.
Yo quiero entrar en ti por la mirada, el puente entre tú y yo, la puerta de los ojos sin más nada, ninguna condición... Detente corazón".

Su más reciente producción es: Estas Islas

"Es una suerte vivir para cantar, una pulsión asumida, búsqueda y expresión. Un hombre feliz hace felices a los que están cerca de él. Serme fiel me cura y hace pleno. Lo verdaderamente curativo es integral pues todo está conectado. Si me curo, curo a México, si sano a México sano a mi planeta. Entonces lo mío, la promoción de la dulzura, la sabiduría y la paciencia. Fui creado como aprendiz de este sistema de creencias injusto con lo humano, promotor de la cultura de la ignorancia. Me lo sacudo. Estoy al pendiente y activo en lo que ocurre porque me ocurre. Este es mi afán existencial, el quehacer de mi estar. Si no lo fuera, no sería más quien soy. Todas mis canciones son de amor, más allá si hablo de una mujer. Quien canta para vivir tiene mi respeto y consideración, pero yo vivo para cantar, eso me otorga la libertad de ser, con todas sus implicaciones. ¡Viva la vida! Enrique Quezadas".

Poblana dejaría de ser si no anexara una crítica. Enrique llena teatros y espacios abiertos en cada una de sus presentaciones, ayer, el Teatro de la Ciudad estaba "casi" vacío; ese vacío que denuncia el poco interés de los poblanos por la cultura. 
Tenemos lo que merecemos y por desgracia, quienes nos interesamos en el arte, la historia y la ciencia, vivimos en una isla paradisiaca y lejana al continente. Es la riqueza del pensamiento y del espíritu la que nutre la inteligencia y nos permite romper las cadenas de las creencias impuestas por la sociedad. 
Se es libre cuando se tienen los elementos suficientes para decidir conscientemente. ¿Cuántas ideas soy tuyas? ¿Cuántas te han sido heredadas o impuestas?

Escucha, mueve tu cuerpo al ritmo del tango, cumbia, guaracha, pasodoble, vals o rap. Deja de friquearte y mal viajarte, come sano y deja la chatarra, deletea la información nociva y toma tus propias decisiones. Apaga la radio y la tv, enciende los libros, los CDs, lee los rostros, las montañas, el campo en la primavera.

Crea un concierto de semillas (no transgénicas) en tu mente, e inicia el camino hacia tu libertad consciente. 







lunes, 30 de septiembre de 2013

La siembra del Temazcal en Ek-Balam


 
Con el único propósito de servir, los abuelos Eugenia y Rafael sembraron el Temazcal en Ek- Balam, en Atlixco, Puebla.
Como guardianes y protectores de la madre tierra, pedimos por el cuidado de los elementos que engrandecen el lugar, para el bien de quienes acudan a este nuevo centro de sanación y puedan despertar los sentidos para la expresión de la verdad. La manifestación de la sabiduría, el arte, la congruencia entre el pensamiento, el sentimiento y el hacer, una de las tareas de los consejos de sabiduría del cual formamos parte.

“Al principio sólo existía Ilhuicatéotl (Dios celestial), Moyocoyatzin (El que se inventa y piensa en sí mismo), Tloque Nahuaque (Aquél que tiene todo en sí), Ipalnemohuani (Inmediata vecindad), dios de la dualidad, quién se dividió en dos entidades primordiales llamados Ometecuhtli (esencia masculina del dios creador) y Omecihuatl (esencia femenina del dios creador).
De él surgieron los cuatro Tezcatlipocas: Al oriente Xipetótec (el Tezcatlipoca rojo, el de la fertilidad y la lluvia: Tlaloc). Al norte Tezcatlipoca, Mictlantecutli, (el tezcatlipoca negro, el reino del frío, del nahual). Al occidente Quetzalcóatl (el tezcatlipoca blanco asociado a Venus). Al sur Huitzilopochtli (el Tezcatlipoca azul). El centro pertenece a Xiuhtecuhtli. Y en el Calpull, y en el Temazcal, se da la unión del cielo con la tierra y de las cuatro direcciones al centro mismo del corazón”.
Con el saludo y la reverencia a las cuatro-siete direcciones iniciamos el 19 de septiembre del 2013 nuestro servicio, entregando a Raquel, la guardiana del lugar, una representación de nuestra señora Coatlicue y las ofrendas de tabaco, flores, agua de manantial y semillas.
Raquel, la guardiana de Ek-Balam en Atlixco, Puebla

Durante la tarde construimos el temazcal y ya entrada la noche, bajo la insistente lluvia, las abuelitas recorrieron el camino para calentar el recinto.








El trabajo está hecho y nosotros agradecidos al servir y dar a conocer la tradición. El temazcal de Ek-Balam se trabajará bajo la mirada del Popocatépetl, el temazcal de El  Despertar frente a nuestra Iztaccíhuatl, ambos hermanados en el propósito de la impecabilidad. Pronto sembraremos el fuego y el Temazcal en San Roque, en Tepeyahualco de Hidalgo, Puebla.
         Por la unificación de la humanidad en un solo rostro, un solo corazón, un solo pensamiento.

Ometeótl


martes, 3 de septiembre de 2013

Sembremos el Cielo en la Tierra





“Los árboles son estrellas de la tierra;
cada árbol que se tala 
es una estrella que se apaga en el cielo”





Al centro del universo y en el rumbo del oriente, vivía el guardián de ese lado del cosmos. Cansado después de haber pasado siglos observando planetas aparecer y explotar convertidos en partículas diminutas, se quedó dormido. Cuando al fin despertó, observó que habían cambiado las tonalidades de aquella lejana esfera iluminada por unos de los soles.

Surgía de entre el claroscuro, vistiendo nebulosas en todos los tonos imaginables de azul. Asombrado, el guardián se acercó hasta descubrir enormes seres vestidos, en su mayoría, de color esmeralda. “Son los Hermanos de Pie, los árboles. Fueron creados para cuidar de la Madre Tierra, la de los cientos de nombres: Gaia, Pachamama, Coatlicue, Tonantzin, Terra, Danu, Geb, Mapu, Iriria, Umani, Nuke, Mahimata, le dijo el guardián del rumbo del sur. Por cada árbol nace una estrella y con cada estrella se deposita un árbol en la Tierra, así se mantiene el balance en el universo”.
Al centro del universo y en el rumbo del oriente, vivía el guardián de ese lado del cosmos. Cansado después de haber pasado siglos observando planetas aparecer y explotar convertidos en partículas diminutas, se quedó dormido. Cuando al fin despertó, observó que habían cambiado las tonalidades de aquella lejana esfera iluminada por unos de los soles.
Surgía de entre el claroscuro, vistiendo nebulosas en todos los tonos imaginables de azul. Asombrado, el guardián se acercó hasta descubrir enormes seres vestidos, en su mayoría, de color esmeralda. “Son los Hermanos de Pie, los árboles. Fueron creados para cuidar de la Madre Tierra, la de los cientos de nombres: Gaia, Pachamama, Coatlicue, Tonantzin, Terra, Danu, Geb, Mapu, Iriria, Umani, Nuke, Mahimata, le dijo el guardián del rumbo del sur. Por cada árbol nace una estrella y con cada estrella se deposita un árbol en la Tierra, así se mantiene el balance en el universo”.

El guardián del oriente acercó su mano de viento y los movió. Dejó caer lluvia y los bañó. Jugó con ellos hasta hacerlos reír. Pronto, las risas llegaron al que está cerca, al lado y alrededor de las cosas: el Tloque Nahuaque, también llamado: Moyocoyani, (aquel que se creó a sí mismo).  Al escuchar a los Hermanos de Pie reír, el Tloque Nahuaque, dueño de las cinco edades del mundo y cinco soles, decidió que ya era tiempo de sembrar a los hombres.  



(Fragmento de: “Raíces de fuego” de María Eugenia Bear Sanz)



El día 24 de agosto recibimos en El Despertar a Colibrí, a Alejandrina Pedro Castaneda, abuelas del Consejo de Sabiduría Ancestral y a Héctor Sansón, integrante del mismo. Un día de viento suave y templado listo para recibir a los primeros cinco árboles que serían plantados por Mafer Gutiérrez y los niños Raymundo y Santiago Zárate; Andrea y Armando Jiménez.



El primer árbol frutal fue bautizado con el nombre de Pakal. Lo consideramos significativo puesto que sin saberlo, el pequeño Santi estableció un vínculo invisible con el mundo maya. Cuidaré del árbol con especial cariño, por llevar el nombre de tan excepcional y enigmático rey del pasado, y por ser el primero de los 5 millones de árboles que pretendemos plantar en México, más los que se logren plantar en el resto del mundo.
El Consejo de Sabiduría Ancestral pretende “Sembrar el Cielo en la Tierra”. 
Nuestro Encino
El Árbol sagrado de El Despertar
“Invitamos a todas las Asociaciones Civiles, Organizaciones Sociales, comunidades originarias-indígenas, Colectivos, Ambientalistas, Guardabosques, Guardianes de Tradición, Kalpulis, Ecologistas, etc., a formar parte de esta Gran Misión de convocar a todo ser humano del Planeta a plantar árboles, generando una actitud responsable permanentemente hacia nuestros “hermanos de Pie”,  los árboles.
Ésta invitación surge como una urgencia al escuchar la voz de Nuestra Madre la Tierra, quien padece las consecuencias de nuestras acciones inconscientes, generando un grave desequilibrio ecológico, entre ellos el sobrecalentamiento global.
Anualmente se pierde 120,000 km2 de bosques templados y húmedos y una especie por día.  Los gases de efecto invernadero, ya no pueden ser absorbidos por los mecanismos que naturalmente mantenían en equilibrio la composición química de la atmosfera antes de la Revolución Industrial del Siglo XVIII. Más de 3,500 millones de toneladas anuales se acumulan en la atmósfera, mientras que a diario se siguen talando miles de árboles. El Reino Vegetal, es el generador de oxígeno, a través de la fotosíntesis  es como absorben el CO2, convirtiendo en carbohidratos y regenerando  el oxígeno.
Recientemente “en algunos lugares de la Tierra se rompió hace días la barrera de las 400 ppm (partes por millón) de CO2, lo que puede conducir a desastres socio-ambientales de gran magnitud. Si no hacemos nada consistente, podremos conocer días tenebrosos. No es que no se pueda hacer nada más. Si no podemos detener la rueda, podemos sin embargo reducir su velocidad. Podemos y debemos adaptarnos a los cambios y organizarnos para mitigar los efectos perjudiciales. Ahora se trata de vivir con radicalidad las cuatro erres: reducir, reutilizar, reciclar y reabastecer.”


De no estar a tiempo de revertir el daño que le hemos causado a la Tierra, al menos hagamos un gran intento mundial para que siga acrecentándose. Todos necesitamos de ella, necesitamos de su vida para que la nuestra perdure.
Los árboles han sido reconocidos en todas las culturas, por ejemplo en las Islas Tonga, al sur del océano Pacífico, se dice que los hombres son brotes nuevos del "Árbol del Mundo", mientras que en las Islas de Almirante y en las de Banks existe la creencia de que el hombre fue creado tallándolo en el tronco de un árbol. Los Egipcios representaban a la diosa de la tierra emergiendo de un árbol del que forma parte, ofreciendo su pecho como fuente de visa.


[1] www.servicioskoinonia.org/boff/articulo.php?num=565 Ética a partir del calentamiento global. 2013-05-26


La Kábala judía representa las emanaciones de la Divinidad en un árbol: las Sephirot.
Los Bosques fueron lugares sagrados para los pueblos Iberos. Sus Santuarios estaban en medio de arboledas, cerca de una cueva y bañados por un manantial. Ese culto a los árboles sigue perviviendo entre nosotros, como en Galicia donde se sigue plantando un roble en las Iglesias.
El árbol es un símbolo de todo el cosmos, no sólo en sentido físico, sino también moral




El Roble, árbol sagrado de los Druidas Celtas, es el símbolo de la fortaleza y es un árbol protector . El cedro fue venerado por los antiguos cristianos de Líbano. Los Judíos y Musulmanes también lo veneran pero cada uno de ellos por razones distintas. la Madera de una variedad de Acacia del desierto de Egipto fue utilizada según la Biblia para construir los objetos más sagrados y secretos, El tabernáculo y el Arca de la Alianza (Poderosa arma de Guerra). Para los Budistas el BO es un árbol sagrado ya que Gautama Buddha meditaba sentado bajo sus ramas cuando descubrió el nirvana, y el árbol Bayan es adorado por los Hindúes que creen que Brahma se transformó en él. En la antigua Roma, durante la primavera, un pino que simbolizaba a ATTIS, la diosa Cibeles, del amor y de la fertilidad (NACIDA DE UN ALMENDRO) era llevado hasta su templo, en el monte palatino.
En la cultura mesoamericana la integración a la vegetación y a los árboles sobrepasaba el nivel de subsistencia. Estos últimos configuraron incluso el ordenamiento mítico en su dimensión vertical. Fueron utilizadas más de 700 especies y de ellas el mundo entero se ha beneficiado. Gracias a este acercamiento con sus árboles y plantas el mundo mesoamericano logró desarrollarse y florecer.
Los árboles no solo fueron venerados sino que sus beneficios y utilización no se limitaba a la producción de madera, o sombra sino que encontraron centenares de servicios como alimentarios, medicinales, tinturas, deportivas además de sus beneficios ambientales.



La Ceiba es el más conocido por su carácter sagrado, pero también lo fue el árbol ramón, de madera dura y utilizado tradicionalmente en Yucatán para la construcción, pero su fruto y su semilla son comestibles y en muchas ocasiones salvó las necesidades alimentarias de una población numerosa, el Tacu o Algarrobo, árbol sagrado principal fuente de alimento del pueblo Nación Camichinhom. Los frutales proporcionaron sustento valioso como son el aguacate, el zapote, el mango, el ciruela, el chicle y el cacao entre los más conocidos. El dinero, más bien la riqueza literalmente crecía en los árboles.



Una leyenda popular dice que los árboles son las estrellas, por lo tanto cada árbol que nace es una estrella iluminada en el cielo, y cada árbol que se tala es una estrella que se apaga en el cielo.
Por ello sembremos los cielos en la Tierra, iluminemos los bosques con estrellas para que esta hermoso Planeta siempre esté iluminado.
En conjunto apoyaremos a los hermanos de Barkina Faso de África, quienes con la venta de collares artesanales nativos, compran árboles de mangos, para que al crecer brinden alimento, sustento debido a que se genera intercambio de otros alimentos y sombra.




La propuesta es la auto-organización, autogestión en familias, en comunidades, en grupos en estados para reforestar todas las zonas que requieran enriquecerse de estas maravillosos seres que nos brindan oxígeno, humedad, agua, alimento, sombra, evitan la erosión de la Tierra, nos proporcionan papel, servilletas, madera para puertas, mesas, pisos, casas, etc… por ello tenemos la urgencia de ser recíprocos con ellos y apoyar al equilibrio climático.




El Árbol Sagrado en El Despertar
en San Miguel Contla, Puebla
Un encino de más de setenta años de edad

Quienes se suman a este proyecto son:  Fundación Tlaltekutli A.C.”, “Consejo de Sabiduría Universal Ancestral”, “Artesanías Africanas”, “Comunidad Indígena Tacu Kuntur” de San Marcos Sierra, Argentina. Kalpulli Kalmekayotl, Defensores de la Tierra de Madruga el Siervo, Casa Hogar Paraíso Infantil A.C.,  Es Por Todos A.C., “El Despertar. Bosque de águilas”, Centro Cultural Tlaixpan, Tecamachalco, Puebla. Te invitamos que sumes tu asociación en la que perteneces y seas parte responsable de esta convocatoria que generará un llamado a nivel mundial, por ello también requerimos el apoyo para traducir esta invitación en todos los idiomas.
De acuerdo a la leyenda popular, “sembremos el cielo en la Tierra”, se elaborará una aplicación para ser descargada en ipod, ipad, o cualquier computadora, para ir localizando, eligiendo y documentando el número de árboles plantados de acuerdo al mapa estelar.
En Bosque de Águilas implementaremos el primer “Banco de Árboles” y nos sentimos honrados por la oportunidad.

Es tiempo de Agradecer a la Tierra todo el sustento que ella nos proporciona y honrar la vida de los seres que nos permiten la vida.
                                                                                    Ometeótl