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lunes, 4 de febrero de 2013

Teotihuacan, "el lugar donde fueron hechos los dioses"



Mural en Tetitla
El día 2 de febrero, el día de la Candelaria, visitamos Teotihuacán, guiados por el arqueólogo Luis Eduardo Ramos Cruz. No deja de sorprenderme la magnificencia del lugar y las voces del viento que emergen de entre los teocalis. Porque Teotihuacán es “el lugar donde fueron hechos los dioses”. Una de las más grandes ciudades de la Mesoamérica antigua, la prehispánica. Ciudad de enigmas, tantos, que aún no sabemos el nombre que le dieron sus habitantes. 


Iniciamos con la visita al palacio de Tetitla.


Por los estilizados y elaborados  ornamentos pictóricos, los especialistas suponen que el barrio de Tetitla fue habitado por un sector de la población teotihuacana que gozó de cierto estatus económico. Diego Rivera mostró un interés especial en los murales, a él se debe el descubrimiento de una parte de la técnica pictórica empleada por los artistas teotihuacanos, quienes dedicaban su vida a la representación de sus deidades. Las pinturas provienen entre los años 600 y 700 después de Cristo.




Tlaloc del Rayo

La imagen de Tlaloc, Dios del Rayo, se representa de frente, en sus manos sostiene la base del rayo o lanza. Se muestra parte de su tocado y contiene los atributos característicos de esta deidad del agua: una máscara con anteojos y orejeras, los dientes y los colmillos semi-descubiertos y la boca entreabierta; de ella cuelga un lirio acuático, que es una flor abierta en su centro con varios frutos que caen hacia los lados.

REPRESENTACIÓN DE TLALOC EN EL CODICE BOTURINI
El mural de las diosas de jade o Tlaloc verde

Se le conoce también como “la diosa de las manos dadivosas” por las representaciones de nutrientes cayendo de ambas manos. Las representaciones cubren el rostro con máscaras con grandes orejeras discoidales y narigueras de precioso jade verde. El tocado es un penacho con la cabeza de un quetzal y elementos simbólicos como resplandores solares, corazones sangrantes y plumas. Los brazos se cruzan por el pecho y de las manos brotan chorros de agua preciosa con símbolos de nutrientes, caen en dirección a la tierra simbolizando la fertilidad. Entre el chorro de agua y el ornamento de plumas del manto, se muestran hormigas de color rojo oscuro rodeadas de puntos circulares. El símbolo de las hormigas y los hormigueros representan a la tierra que es fecundada por Chalchiuhtlicue, la deidad acuática, la gran Diosa Madre teotihuacana. Sin embargo, los atributos también corresponden a Tlaloc, según nos manifestó el arqueólogo Ramos Cruz, lo que hace pensar que es Tlaloc quién se representa en el mural. Interesante, ¿verdad? Más aún el saber que el teocali del Sol o pirámide del Sol está dedicado a Tlaloc, teoría basada en los recientes descubrimientos de los entierros y el túnel encontrados bajo el teocali.


Con el maestro Ángel Farpón


Detalle del pórtico
El mural de las águilas
Águila con el corazón sangrante en el pico


El buzo que toma en una de sus manos
una concha y con la otra la red. Simula emerger.
Detalle del cráneo en uno de los muros













La visita continuó en el palacio de Atetelco en dónde Eduardo Ramos conduce las investigaciones arqueológicas. www.inah.gob.mx/index.php?option=com
Atetelco fue un conjunto habitacional y el nombre significa “En el muro de piedra junto al agua”. Aquí la pintura mural se centra en las actividades relacionadas con la guerra y fue habitada entre el 450 y el 650 después de Cristo.



Asombrosos los murales y en especial el patio con el altar dedicado a Huehueteótl, el abuelo fuego, el anciano sabio, el origen del conocimiento; una de las deidades más veneradas y antiguas encontradas en toda Mesoamérica.



Solicitamos permiso a los guardianes del lugar, realizamos una meditación y un ritual de iniciación en el sitio en el que mil quinientos años atrás llevaron a cabo ceremonias espirituales, los hombres de sabiduría llegados de los cuatro puntos cardinales de Mesoamérica.


 Con Adolfo Solar Ram, El camino de la magia

Llegamos a Tepantitla. En los asombrosos murales se presenta el Tlalocan, o paraíso de Tláloc al que llegaban todos aquellos que morían ahogados, de hidrocefalia, de parto o enfermedades relacionadas con el agua. Los personajes son pequeños y en movimiento, muestran actividades cotidianas alegres, eróticas, divertidas. Llama la atención ver juegos con pelota empleando los pies o las manos, muy diferentes al juego de pelota mexica. Se aprecian mariposas, libélulas, flores. Fue un deleite visual que nos preparó para el objetivo del viaje a Teotihuacán. La meditación en la pirámide del Sol, al momento de alinearse Sirio y las Pléyades con el teocali. 








Luz amorosa en el día de La Candelaria cuando se recuerda la presentación de Jesús el Cristo en el templo. Día para encontrar la iluminación en la oscuridad; momento de encender la esperanza y la fe, tal y como lo hiciera Simeón. Momentos de reflexión profunda y para despojarse de las debilidades y abrazar las fortalezas. La luz es el camino. Hecho está. Ometéotl. 


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